Bravo y yogur congelado

Toda mi vida me han gustado los monos. Siempre he querido tener uno. Cuando vine a la República Dominicana, no sabía que podía ver uno aquí y mucho menos pensar que estaban tan cerca. Mi familia me preguntó si me gustaban los animales. Les dije que sí. Me preguntaron cuáles. Les contesté que las tortugas, pero más los monos. Ellos me dijeron que habían monos y tortugas muy cerca de aquí. Yo me emocioné mucho y quería ir. Mis hermanos, Raquel y Kevin, me llevaron al bravo.

Una amiga mía, Alli, nos acompañó al supermercado donde se encontraban varios animales como loros, tortugas, peces, perros, hámsteres, culebras, ratones, aves, águilas y dos monos muy tiernos. Desde que los vi me tomé varias fotos mientras el mono hacía  poses muy graciosas y divertidas. Yo quería llevármelo a casa pero no era posible ya que no lo vendían.

Mientras estaba jugando con el mono, al lado había una jaula con dos loros y estaba abierta. Un loro se acercó para subir encima de mí, pero le tenía miedo y no le agradé mucho. Uno de los trabajadores dijo que me acercara un poco, que no importa. No iba a hacerme nada malo. Le dije a Kevin que lo hiciera primero y él lo hizo. Sin embargo, el loro le rompió parte de la gorra y no quería soltarlo. El empleado quería quitárselo pero empezó a gritar muy fuerte. Nosotros nos alejamos de ese loro tan mal humorado.

Nosotros cuatro nos divertimos mucho juntos luego fuimos a comer helados. Nos tiramos algunas fotos para recordar ese día tan bonito.

Después me despedí del mono. Quería llevármelo a casa, pero no podía en ese momento. Así que tengo planeado tener uno cuando viva en mi apartamento con mis compañeras de estudio. Ahora que los vi tengo más deseos de tener un mono.