Domingo

Yo pasé nuestro único día libre muy muy bien ayer. Me levanté a las nueve y entonces a las diez, salí con mi hermana Doris en concho para otra parte de la ciudad. Nos sentamos al lado del monumento dedicado a las hermanas Mirabal y esperamos dos amigos de mi hermana. Se llamaron Jose Miguel y Canela. Cuando ellos se juntaron con nosotras a las once, fuimos en el coche de Jose Miguel al río Guanajuma. El camino fue como una hora en total. Conducimos por las montañas y era muy lindo. Paramos una vez para juntarnos con otro amigo de Doris que se llamó Yadiel. Otro hombre vino con Yadi, y él se llamaba Wudi. Jose Miguel, Canela, Yadiel y Doris se graduaron de la universidad juntos, y Wudi era amigo de Yadi.

Primero, almorzamos en un restaurante que se llama La Galería. Comí una quesadilla de pollo que era riquísima. Después del almuerzo, comenzamos el descenso al río. Nos paramos tres o cuatro veces para sacar unas fotos y mirar a la vista. Yadi nos mostró que seco era el río. Podrias ver donde habia el agua antes de la sequía porque las piedras eran de un color más oscuro. Y cuando llegamos al sitio donde nos sentamos en el río, podrías notar la diferencia otra vez.

Habia muchísima gente bañándose en el río. Vinieron personas de todas las edades, desde niños pequeños que apenas pudieron tocar la tierra en el agua hasta viejos quienes les sentaron en el río y bebieron cervezas. Nosotros nos sentamos en el medio del río encima de unas piedras y hablamos y relajamos por dos y media horas. Doris y sus amigos contaron cuentos de sus años en la universidad, y yo escuché a todo esos. A veces fue difícil entenderlos porque, igual al inglés, cuando se emocionaron, hablaron mucho más rápidamente. Pero pararon y me preguntaron muchas veces si yo entendía, y si la respuesta era no, me explicaron lo que habían discutiendo.

Regresamos a casa a las ocho, y después de cenar y terminar mi tarea, me acosté. Yo dormí muy bien, lo mejor que he dormido todo el viaje, porque era tan cansada de toda la diversión.